JOAN SALLENT TATJER

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Mont Blanc. Óleo sobre tela, 33 x 24 cm. Joan Sallent Tatjer.


Gallinas. Óleo sobre tela, 46 x 38 cm. Joan Sallent Tatjer.


Font de Solervicens en Navarcles. Óleo sobre lienzo, 100 x 81 cm. Joan Sallent Tatjer.


Patio con macetas. Óleo sobre tela, 65 x 54 cm. Joan Sallent Tatjer.


OBRAS EN OTRAS COLECCIONES: ( pulse sobre las imágenes para ampliar )



La sobremesa. Óleo sobre lienzo. Joan Sallent Tatjer.


Bangkok. Óleo sobre lienzo, 130x 97 cm. Joan Sallent Tatjer.


Sierra de Montserrat. Óleo Lienzo, 81 x 65 cm. Joan Sallent Tatjer.


Venecia. Óleo Sobre Lienzo, 116 x 85 cm. Joan Sallent Tatjer.


Sallent de Gallego. Óleo sobre lienzo, 162 x 130 cm. Joan Sallent Tatjer.


Sol y ombra. Óleo sobre lienzo, 46 x 55 cm. Joan Sallent Tatjer.


Claustro de San Benet. Óleo sobre lienzo, 73 x 60 cm. Joan Sallent Tatjer.


BIOGRAFÍA:

Joan Sallent Tatjer nace en Navarcles, provincia de Barcelona, un 6 de septiembre de 1926.

Desde su más tierna infancia enfoca su inquietud artística a la pintura, que practica de forma ininterrumpida desde los 6 años. Su vocación nace entre los centenarios muros del convento de Sant Benet del Bages, edificio propiedad del pintor modernista Ramón Casas.

Es a los 12 años cuando alentado por la buena intuición del párroco de Navarcles se construye su propio caballete y comienza a pintar con mayor enjundia.

A los 14 años ingresa en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Manresa, donde recibe enseñanzas.


Joan Sallent en su estudio de Manresa
(2004)

Con 16 años y sin finalizar todavía sus estudios artísticos es nombrado ayudante de la Escuela de Artes para descargar de trabajo a su propio profesor.

Sallent alimenta su inquietud por la pintura rodeado de lienzos del propio Casas y también del amigo de este, Santiago Rusiñol, dentro del convento. Su padre trabaja en el recinto como albañil restaurador, circunstancia que facilita el aprendizaje en tan privilegiado ambiente.

Es a partir de la década de los 40, y tras desarrollar experiencia profesional como pintor rotulador, cuando Sallent comienza a producir su importante obra pictórica. Las pinturas de las primeras etapas han desaparecido repintadas por otras o en ocasiones desechadas para aprovechar sus bastidores. Un lamentable reciclaje al que se han visto abocados por la necesidad todos los grandes pintores.

Experimenta con carboncillo, guaches, óleo, acuarela, tinta china y ceras, desembocando irremediablemente en el óleo a través de la espátula. Disciplina esta que termina dominando como nadie.

Sallent buscó su estilo durante años, partiendo de un impresionismo clásico altamente figurativo.

En la inquieta década de los sesenta, el pintor no puede evadirse de los vaivenes pictóricos que sacuden los cimientos del arte contemporáneo. Su pintura, en esta época es de una calidad excepcional y de un personalísimo y marcado estilo. Se obsesiona con los trazos curvos hasta el punto de sentirse incapaz de plasmar la simplicidad de una línea recta.

Son de esta época obras maestras como “Claustro de Sant Benet” , (1967) ó “Terraza en la plaza de Cataluña” (1970).

Obras de trazos retorcidos a los que regresa con vehemencia hasta bien mediada la década de los setenta como demuestra otra de sus grandes obras “Carrusel” (1977).

Fue este un período que se prolongó durante 15 años y que el pintor entendió como concluido, escapando de soslayo de esta espiral que ya impedía la progresión de su pintura. Sallent rompe definitivamente con esta etapa tan extraordinariamente creativa con la determinación de quién ya ha sacado todo el jugo.

A partir de los ochenta Sallent se centra en expresar mediante su obra lo que siente. Su pintura se genera en el propio campo y pinta paisajes urbanos y campestres. Lienzos generosamente cargados de óleo a espátula que crecen en prespectiva. Que se definen en la distancia y difuminan en la cercanía. Un neoimpresionismo de vanguardia emerge de sus lienzos.

Sallent se reconforta en los tonos fríos y en muchas de sus obras usa y abusa de los tonos violetas “Montblanc” 1993, pero cuando quiere su paleta se torna luminosa y variada, como el el cuadro de las “Gallinas”.

Sallent en su última etapa siente más presente la arrastrada pasión figurativa. Hasta el punto de reconocer que la presencia de figuras humanas en sus cuadros es una necesidad que el propio paisaje que plasma le impone.

Sus retratos capturan los rasgos básicos de quien pretende plasmar, lo que sorprende en el uso de la espátula “Autorretrato” (2004).

J. M. García

Nace en Navarcles (Barcelona) el 6 de septiembre de 1926.

JOAN SALLENT I TATJER desarrolla sus primeros movimientos profesionales en relación con la pintura, pero de una manera menos creativa que actualmente: era rotulador-pintor; y aunque esto pudo encauzar su futuro artístico, la vocación le nace de niño, gracias a la ayuda de su padre. Trabajando éste de albañil restaurador en el Convento de Sant Benet de Bages, pudiendo acceder libremente al recinto sin restricción horaria, y viendo en su hijo facultades innatas para la labor artística, insistía en ser acompañado por él para introducirle —sin más elocuencia que la del instinto— en la admiración por las obras de Ramón Casas y Santiago Rusiñol que allí se guardaban. Su despertar en el arte fue inmediato, y fue probablemente este mismo motivo y su conocimiento exhaustivo de la técnica lo que años más adelante le convertiría en el restaurador idóneo de los cuatro Evangelistas que decoraban los techos de una capilla de Berga y algunas otras más de las que hoy ha olvidado ya el nombre.

En 1942 sitúa Sallent el inicio de su trayectoria artística profesional. Después de estudiar en la Escuela de Artes y Oficios, y de arrastrar experiencia suficiente en el oficio de rotulador, comienza un trabajo generoso en materiales y procedimientos, dedicandóse paralelamente a la cera, la tinta, el óleo y la acuarela, técnicas, estas dos últimas, por las que se decantará al cabo del tiempo para convertirlas, a través de la espátula y el pincel réspectivamente, en las únicas que hoy día utiliza.

En los años 60 y 70, su admiración por Sorolla le lleva a formar parte del grupo «Llum i color», siendo hoy día uno de los pocos pintores que continúan con aquellas teorías. Curiosamente, sinembargo, algunos temas importantes de su trayectoria son «Vespres Urbans» y «Homenatge a la Seu de Manresa» que, aun trabajados en penumbra, se convierten, como apunta Josep Mª Massegú i Bruguera, en «un bello estallido de luz y color».

Aunque el pintor de oficio debe hacerse en el taller, en la concentración del estudio, Joan Sallent nos dice, a través de su propia experiencia, que el artista se hace fuera de él. Cada pieza trabajada por nuestro pintor comienza en el exterior, directamente ante el motivo a representar —a menudo casi obsesivo— y su nacimiento se produce por «entusiasmo», con la única intención de captar el «ambiente». Después, el taller provoca el control de la pincelada y la matización de los colores hasta dejar la obra acabada. Además, Sallent viaja tanto como le es posible para aprender del contacto directo con otros pueblos y otras tradiciones, y, en sus paisajes, deja reflejada la vivencia que a cada rincón acompaña. Pinta sencillamente lo que advierte en cada momento, porque ésta es la manera como disfruta de su entorno. Como él mismo explica, en un momento de juventud estuvo «tentado» por la pintura abstracta, y sus obras se transformaban en juegos de espirales y arcos de color subjetivo, pero sufría en cada paso y sentía cómo se golpeaba en un callejón sin salida. Fueron muchos años de lucha entre lo que él creía le era impuesto por la moda imperante en la sociedad artística y sus deseos íntimos (aún entonces desconocidos). La serenidad que aflora de sus obras viene provocada por este reconocimiento en voz alta de sus propios deseos. Hoy sus óleos transparentan la calma de su mirada abierta y la satisfacción que le produce su trabajo diario.


EXPOSICIONES Y OBRA EN MUSEOS:

Joan Sallent cuenta con obra en multitud de colecciones privadas y públicas, entre las cuales destacan la colección de arte de la Abadía de Montserrat, el Museo de Manresa, , Museo de Hospitales del Llobregat, etc.

Sus exposiciones colectivas e individuales han sido muchas a lo largo de su vida, con predominio de las exposiciones monotemáticas.


PREMIOS:

Joan Sallent, a lo largo de su dilatada trayectoria ha conseguido más de quinientos premios a su obra. Detallarlos todos sería muy extenso. Destacan entre ellos:

  • 1ª Medalla del Real Círculo Artístico de Barcelona en 1970.
  • 1er premio certamen de pintura de Badalona.
  • 1er premio certamen de pintura de Manresa.
  • 1er premio certamen de pintura de Terrasa.
  • 1er premio certamen de pintura de Sta Coloma del Gramanet
  • 1er premio Concurso Nacional de Montserrat
  • 1er premio certamen de pintura de Sallent de Gállego.
  • 1er premio certamen de pintura de Igualada.


BIBLIOGRAFÍA:

  • Diccionario Rafols.
  • Art a Manresa segles XIX i XX (de Joan Vilaró i Llach).
  • Enciclopédia Vivent de la Pintura il'Escultura Catalana (Rafael Santos Torruella).




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